lunes, 9 de mayo de 2011

Tú destino, como me dejaste, me quedé.

Atolondrada, algo alocada, simpática en ocasiones especiales. Libre, sin preocupaciones, como yo soy, borde con quien quiero, cabezota, así, como me dejaste me quedé. Algo más madura, puede, un par de cm más, tal vez, el pelo más largo y los ojos sin ese brillo especial. Ahora desconfiada, no me fío de nadie, ni si quiera de mi sombra. Algo irritante y caprichosa en según que situaciones, para que mentir. Viviendo siempre por los mundos de yupi y paseando por las nubes. Por cada cosa buena, tengo diez malas. Pocas veces me siento orgullosa de mi misma, aunque mi objetivo no es ese, es que ciertas personas lo estén. Soy un ratón de biblioteca, no como, devoro, no quiero a cualquiera. Creía en los cuentos de hadas, pero no existen. Me limito a creer en las hadas. Las casualidades, menos, creo en el destino y en sus caprichos. Ni mis ojos son bonitos, ni mi cuerpo es de diez. Creo en la locura. Y sí, estoy loca, pero en ese caso, es cosa mía. Soñadora, como ninguna. No soy perfecta, pero tampoco pretendo serlo. Me limito a ser yo.



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