jueves, 14 de julio de 2011

He nacido con una flor en el culo.


Mi madre siempre ha dicho que el día que salí del hospital recién nacida se le apareció una mujer de la nada. Como un ángel caído del cielo. Es curioso, porque no la vió venir, tampoco se acuerda de su cara pero recuerda que me miraba con unos ojos distintos. Ante ayer me lo volvía a contar, con pelos y señales. Sabe que me encanta esa historia. Sabe que me encanta saber de eso... sabe que necesito escucharlo. Dice, con sus ojos resplandecientes por un brillo precioso y una sonrisa como sólo ella sabe poner, que estaba muy entusiasmada, que quería tenerme en sus brazos y que me deseaba mucha suerte... Es curioso, pero yo siempre he pensado que esa mujer, fue la misma que me enseñó a montar en bici. Sí, la misma. Lo he sentido siempre... es algo raro. No conseguía aprender a montar en bici de ninguna manera, mi familia estaba cansada de intentarlo, porque veían que no lo conseguía. Pero apareció una chica, una mujer, tampoco me acuerdo de ella para ser sincera, pero sí recuerdo que me miraba distinto a los demás. Apareció ella, se ofreció, en un visto y no visto y dejando caer la tarde ya, me enseñó a montar en bici sobre dos ruedas. Luego se marchó. Se marchó para no volver. Porque esa fue la primera y la última vez que la vi...
Como todos, he tenido días mejores y días peores. Días para no olvidar nunca y parar el tiempo ahí, y sin embargo, días que desearía con todas mis fuerzas borrarme del mundo. Más que día, situaciones... Recuerdo que pocas, pero alguna que otra vez, he llegado a la histeria. Sí, pero a tal punto, que hasta yo misma me he llegado a asustar. Bien pues, siempre hay algo, como una paz interior, como alguien invisible a mi lado, algo que me empuja, algo que no sé... que aparece de repente y me habla. Me habla y me dice lo que nadie me dice. Me dice lo que quiero escuchar. Sí, exacto, es como una persona, pero cuando aparece, lo hace de muchas maneras. Cuando estoy triste, veo un simple recuerdo en mi mente, un dibujo, un objeto, cualquier tontería, hace esa función. En mis momentos de super apuro donde me veo con el agua al cuello, se refleja en personas.. en mis amigos, en mi familia... o incluso en sonrisas. Son pequeñas tonterías, pero esas pequeñas tonterías, me hablan. Me empujan y hacen que siga aquí.
Todo esto no creo que sea el destino, ni tampoco casualidades de la vida, ni pura suerte, esto tampoco es inventado, es la pura realidad, es mi realidad, y creo, siento y puedo decirlo bien segura, que esto es magia. Es como un hada. Como un ángel. Pero hay alguien y lo sé, lo siento.
Alguien que se dedica a ponerme los baches, alguien que se dedica a levantarme de ellos, alguien que pone a ciertas personas en mi vida, pone ciertos momentos y ciertas experiencias. Alguien que me quiere y que cuida de mí. Lo sé. Y sé, que todo esto, por mucho que lo intente, sólo lo puedo sentir yo.
En resumen, como dice mi querido tío Antonio Ramón, he nacido con una flor en el culo.

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