jueves, 2 de febrero de 2012

Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.

Echar de menos es sentir el alma disolviéndose en el aire. Es abrir los ojos y de golpe no ver nada. Estirar las manos hasta el cielo y no tocar. Morir un poco cada día, y sin embargo seguir viviendo, alimentarse del tiempo. Es no encontrar hogar en ningún sitio. Echar de menos es coger con ilusión cientos de aviones. Saber que te espera en mil lugares. Querer vivir, tal vez, doscientas vidas. Es mirar atrás; estar tan cerca ... que me duele acostumbrarme. No saber dónde ir, qué estar haciendo ... Es dudar de que nadie pueda ya entenderme. Pasando las horas mirando la bandera de un tiempo que hace poco estuvo bajo mi poder, en mis manos, mis propias manos, que al final, se echa de menos ... Es seguir caminando sola como un tren entre la niebla cuando todo el mundo duerme. 


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