domingo, 30 de enero de 2011

¿Te han dicho alguna vez que hueles como el café?


Quiero un amanecer a tu lado... quiero despertar poco a poco por culpa de la luz que entra de la ventana... envuelta en sábanas blancas y viendo como me observabas mientras dormía. Quiero un día, una semana, un mes, toda una vida a tu lado. Quiero una rutina contigo... porque las rutinas, son más dulces si en ellas se incluyen tu nombre. Quiero despertar y hacer el desayuno contigo. El olor tan peculiar del café, el sonido de las tostadas cuando saltan en la tostadora vieja que tenemos en el estropeado y anticuado mueble de la cocina. Porque contigo, no importa que la tostadora esté vieja o que el mueble esté estropeado, contigo no importa si llueve o si hace frío, porque contigo, todo es de otro color, todo es más dulce... todo tiene vida. Porque si llueve, no me importa mojarme, y si hace frío yo sentiré calor, el calor de tenerte a mi lado. Quiero sentir como nos hundimos en el sofá bajo una manta un domingo cualquiera después de el desayuno con el constante ruido de las cucharillas al chocar con las tazas. Sentir como viajamos en contra del resto del mundo... sin listas de la compra, sin horarios de hoy te toca cocinar a ti y mañana a mí, sin un chalet con vistas al mar. Viviendo en un pequeño piso en una calle olvidada del centro, con un coche antiguo de segunda mano, quizás demasiado antiguo, pero es perfecto, sin preocupaciones de si llegamos a final de mes o no, porque contigo, yo llego al fin del mundo y más.
Quiero uno, dos, tres, cien, millones y todos los amaneceres de mi vida a tu lado...
Te quiero a ti.

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