sábado, 3 de septiembre de 2011

¿No te has levantado nunca con la sensación de que las paredes se van a ir estrechando cada vez más a lo largo del día? Unas inmensas paredes viejas que se acercan a ti cada vez más y más... Unas paredes que te van dejando sin respiración y que te ahogan. Y cada minuto que pasa, las miras y te da la sensación de que las paredes se acercan más rapidamente a ti. Es uno de esos días en los que ves que las paredes te van a machacar y tú, te sientas en medio esperando a que vengan a por ti. Te sientas ahogándote cada segundo más y más... hasta que llega el momento. Llega ese momento en el que necesitamos estallar. Chillamos y lloramos y la rabia nos hace reaccionar. Justo cuando esas paredes están más cerca de ti, te levantas y con toda tu rabia las empujas. Sin saber si lo conseguirás o no, pero empujas. Lo necesitas. Te hierve la rabia por dentro. Te salta una lágrima tras otra y al final... al final mañana será otro día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario